la UTOPIA vitalista ::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
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Extracto del libro "Arte y Ciencia" de Lluis Racionero.
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La utopía vitalista propugna que los artistas dejen de cultivar su ego
y salgan a la calle a ayudar a los demás a llevar una vida más creativa
e imaginativa, que dejen de creerse y actuar como gente aparte, que
trabajen por cambiar el decorado de la ciudad, diseñado por la eficiencia
en un decorado de paraiso aquí, ahora; que digan a todo el mundo que
puede y debe ser artista: que el estilo de vida que la sociedad permite a
los artistas debe ser el estilo de vida de todo el mundo. Porque si no es así,
no acabarán las neurosis causadas por el tedio de una vida sin imaginación
ni variedad, y subliminada por el consumismo.
El arte ha de volver a la calle: los pintores a pintar la ciudad y redecorar
el mundo, los músicos a poner en trance a las multitudes en los festivales,
los actores a representar en lugares públicos y abiertos. Y todo ello gratuitamente,
"por amor al arte", que es el gozo de crear. Tal sería el contenido de la utopía
vitalista del 68, que entronca con las propuestas iniciadas en el siglo XIX por los
socialistas utópicos, los idealistas prerrafaelistas, los anarquistas y lo movimientos
descentralizadores de recuperación artesanal.
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